Hidrátate para mantener tu piel increíble
Nuestro cuerpo en su mayoría está formado por agua y requiere de una correcta hidratación de manera diaria y constante.
La piel es el órgano más grande del cuerpo. Ésta protege a nuestro organismo de factores externos como bacterias, sustancias químicas y las afectaciones que sufrimos por causas como la temperatura. Si vemos la piel como esa funda protectora de nuestro organismo, entenderemos que es la primera zona de contacto con el exterior y la primera en enfrentarse ante cualquier adversidad, por eso resulta de vital importancia tenerla bien hidratada por dentro y por fuera.
En la dermis de nuestra piel se encuentra una de las principales reservas de agua. Si nuestro cuerpo no se encuentra lo suficientemente hidratado recurrirá a esta reserva natural de nuestro organismo. Esta deshidratación secara nuestra piel dejándola con un aspecto opaco, sin tonicidad y propenso a las arrugas.
La piel servirá como órgano receptor para producir los estímulos provocados por el contacto con el agua, actuando sobre los receptores cutáneos. Ciertas terapias generadas por diferentes niveles de presión o de temperatura del agua, generan grandes beneficios a nuestra salud gracias a estos estímulos recibidos. El agua fría tiene un gran valor tonificante actuando en los músculos y consiguiendo una mayor firmeza. También resulta de gran utilidad el agua fría en situaciones con problemas de varices.
Además de actuar en la elasticidad de la piel, el agua posee de efectos calmantes ayudando a la piel a refrescarla en las situaciones de mayor temperatura.
Otras de las aportaciones beneficiosas del agua es el efecto sedante cuando se aplica a temperaturas similares a las del cuerpo humano. No podemos dejar de mencionar los beneficios que nos aportan las aguas termales por sus propiedades antiinflamatorias, calmantes e hidratantes.
Sobre la piel se depositan a diario y de modo casi constante factores externos como el polvo, contaminación, polución, suciedad y otras situaciones atmosféricas que obstruyen los poros y no permiten una buena transpiración. Además las constantes células muertas quedan sobre nuestra piel.
Una correcta hidratación y una constante limpieza simplemente con agua permitirán tener los poros de nuestra piel libres de todos estos aspectos perjudiciales para nuestra salud. El nivel adecuado de agua que tenga nuestra piel y su perfecto estado de hidratación serán de vital importancia a la hora de contar con una aspecto terso y saludable. Los baños en aguas mineralizadas permitirán crear una reserva de minerales sobre nuestra piel la cual podría ir penetrando a través de ésta si se trata de aguas con temperaturas superiores a los 32°C.
En los baños en agua de mar, gracias a su contenido en minerales (dispone de toda la tabla periódica de minerales), conseguiremos efectos tonificantes y la activación de funciones hormonales y metabólicas por el estímulo neuroendocrino que estos baños proporcionan.
El agua es sin duda alguna el mejor recurso natural para la salud de nuestra piel.
En líneas generales, es un buen hábito beber unos 8 vasos de agua buena al día, repartidos durante toda la jornada. Un vaso de agua nada más levantarse (para despertar todos los órganos corporales), 1 vaso de agua antes de comer, antes de merendar y de cenar (para favorecer la digestión), y un vaso justo antes de ir a dormir (para que la sangre esté más fluida y reducir el riesgo de trombos). El resto de agua se ha de ir intercalando entre horas para mantener el organismo bien hidratado. El color de la orina ayudará a saber si hemos de seguir bebiendo o no. Un color oscuro normalmente avisará de que falta agua y hay que beber más
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