Sin calor, ni la vida ni la salud son posibles
La principal causa por la que sentimos las manos y pies fríos es por problemas de circulación de la sangre. La circulación disminuye cuando las arterias que irrigan la piel con sangre, se estrechan y se vuelven más pequeñas. Esto provoca que no haya suficiente sangre para calentar el área, por lo que permanece fría.
Además, también existen otras causas como son la falta de ejercicio, los nervios dañados, anemia o diabetes, una subluxación de la columna vertebral o la enfermedad de Raynaud.
El cuerpo necesita moverse para entrar en calor. Mantener una temperatura corporal adecuada (entre 36,5 – 37,5 grados), nos ayuda a evitar infecciones y hace que las células actúen de manera más eficaz, mejorando el flujo de sangre y la nutrición celular.
La temperatura corporal y la de nuestro entorno son muy importantes para la vida y la salud de uno mismo.