Muchas personas conocen la historia de cómo los romanos destruyeron la tierra alrededor de la antigua Cartago con sal, y es verdad que nuestra sal de mesa en las cantidades utilizadas como abono podría ser perjudicial para las plantas, tal vez las mataría. Sin embargo, ante la presencia de los otros elementos que se encuentran en el agua de mar, el sodio y el cloruro no son tóxicos para las plantas.
El agua de mar tiene toda la tabla periódica de minerales y oligoelementos necesarios para mantener la vida y para fortalecer la tierra, por ello puede ser un fertilizante estupendo. Maynard Murray fue un médico y fisiólogo que además de pasar consulta durante 45 años, investigó a fondo el funcionamiento del cultivo hidropónico y la importancia crucial para las plantas y los animales de las trazas de minerales u oligoelementos. Comenzó sus investigaciones en 1938 y estuvo más de 40 años realizando experimentos sobre ello.
El Dr. Murray utilizó sales minerales obtenidas de los sólidos marinos que quedan después de evaporarse el agua de mar, como fertilizante en una variedad de verduras, frutas y granos. Sus extensos experimentos demostraron repetidamente y de manera concluyente que las plantas fertilizadas con sólidos marinos y los animales alimentados con piensos fertilizados con sólidos marinos crecen más fuertes y más resistentes a las enfermedades. Para Murray la agricultura tiene que ser el principio de la medicina preventiva. La vida comenzó en el mar, y el mar puede seguir aportando vida a la tierra.
Muy interesante ¿verdad? Si quieres profundizar más sobre ello te recomendamos que leas el libro:
“Agua de mar, energía para la agricultura”.
Maynard Murray y Tom Valentine.
Edicions Renat, 2013.