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“Quien es más libre es quien menos necesita”

En la actualidad, estamos constantemente rodeados de tecnología y comunicación. Llamadas, correos electrónicos, mensajes de texto, mensajes de voz, emoticonos, memes, publicaciones en redes sociales, videos, chats, sitios web, canales, grupos, perfiles y redes sociales forman parte de nuestra vida diaria… Todo esto puede ser abrumador y agotador, ya que nos absorbe y nos domina, drenando nuestra energía, reduciendo nuestra capacidad cognitiva e incluso perjudicando las relaciones personales pues a veces les restamos tiempo.

Además de esta sobrecarga digital, también estamos sometidos a una agenda laboral cada vez más exigente. Reuniones de trabajo, comidas de negocios, video llamadas, cenas de empresa, talleres de fin de semana y viajes laborales ocupan gran parte del tiempo de muchas personas. Todo este sistema de vida nos deja poco tiempo para pensar con serenidad qué queremos para nuestra vida, qué nos hace felices y que no… entramos sin darnos cuenta en la “rueda del hámster”, corriendo siempre, estresados con frecuencia y sin pensar conscientemente hacia dónde dirigimos nuestra vida. Esta “rueda del hámster” nos lleva a trabajar tantas horas como sea posible para ganar más dinero con el que comprar más cosas y pagar facturas y más facturas durante todo el mes…, y así sucesivamente hasta el final de nuestros días…

Este enfoque de vida que prioriza lo material tiene un efecto devastador en los seres humanos. Nos desconectamos completamente de nosotros mismos, de nuestros sueños, de lo que realmente queremos, para convertirnos en máquinas productoras. Solo nuestro cuerpo biológico está activo mientras que nuestros cuerpos energético y espiritual quedan debilitados y relegados a un segundo o tercer plano. Sólo cuando llega la jubilación o la vejez tenemos a veces tiempo (y no siempre) para pensar en todo el tiempo pasado y perdido, en lo que nos gustaría haber vivido, pero ese tiempo ya no vuelve…

“No soy pobre, soy sobrio, liviano de equipaje»

Podemos encontrar inspiración de vida en la filosofía del ex presidente de Uruguay José Mújica. Conocido por su estilo de vida sencillo y su filosofía sobre la libertad, Mújica dijo una vez: “No soy pobre, soy sobrio, liviano de equipaje, vivir con lo justo para que las cosas no me roben la libertad”. Para él, la libertad consiste en tener el dinero suficiente para cubrir todas las necesidades básicas, pero viviendo conscientemente, y sin permitir que las cosas sean más importante que la libertad personal.

En lugar de ser esclavos del consumismo y el materialismo, Mujica se inclina por un estilo de vida más sencillo y consciente que nos permita disfrutar plenamente de nuestra libertad. Está en nuestras manos crear “Tiempo de calidad” y por lo tanto “Calidad de vida”. Para ello debemos aprender a priorizar y dar a cada cosa la importancia que tiene, el lugar que le corresponde. Las experiencias personales más profundas son aquellas que nos permiten aprender, sanar y evolucionar. Si no les asignamos el tiempo necesario estaremos perdiéndonos lo realmente importante y dejando de alimentar nuestro corazón, nuestra alma y nuestro espíritu para nutrir solo al ego y al cuerpo físico.

En resumen, es importante “vivir en el ahora”, tomar conciencia del valor del tiempo y aprender a gestionarlo adecuadamente para conseguir el tiempo libre que queremos. Cada minuto que dejamos de vivir conscientemente es un minuto perdido que no volverá más. No caigamos en la trampa de la rueda del hámster. Prioricemos lo realmente importante y alimentemos nuestro ser interior para vivir una vida plena y satisfactoria. Los objetos materiales nos hacen felices un rato, el tiempo libre para destinarlo en todo aquello que para nosotros es importante no tiene precio ¡El tiempo es oro!

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