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¡Desconéctate mientras duermes y tu salud te lo agradecerá!

Aunque sabemos que el móvil se ha convertido en nuestro compañero inseparable, esa herramienta imprescindible para el trabajo, para socializar, para entretenernos, para comprar, para jugar e ¡incluso para ligar!, no es menos cierto que numerosos y prestigiosos estudios científicos vienen advirtiendo, que un uso excesivo del móvil resulta muy perjudicial para nuestra salud por la desmesurada exposición a las radio frecuencias.

¡Imagina cuantas horas puedes estar recibiendo la radiación de tu móvil si lo dejas en tu habitación mientras duermes!

Aquí tienes al menos cuatro buenas razones para dejar tu móvil fuera del dormitorio y disponerte a disfrutar de un buen sueño reparador. No sólo te levantarás descansada/o y con buen ánimo para afrontar otro intenso día, sino que habrás ganado en salud, recargando de energía tu organismo y reparando tus células.

El uso del móvil antes de dormir provoca problemas para conciliar el sueño

Si eres de las que al final de un día agotador, cuando por fin has acabado las interminables tareas domésticas y has acostado a los niños, decides premiarte con un ratito de buceo por las redes sociales antes de dormir, ¡cuidado! porque si lo haces en las dos horas antes de acostarte, lo más seguro es que luego estés dando vueltas en la cama sin poder conciliar el sueño por culpa de la “luz azul” que emite la pantalla de tu smartphone.

Y ¿por qué una simple luz de un dispositivo tan pequeño como tu móvil puede afectar a la calidad del sueño?

Las pantallas de los smartphones y las de otros dispositivos móviles como tablets, ordenadores, etc. emiten un tipo de luz de longitud de onda corta llamada “luz azul”, que resulta ser muy perjudicial para nuestra salud, para nuestros ojos y para nuestro descanso.

El grado de luz natural es uno de los indicadores que ayudan a nuestro organismo a prepararse para el sueño, pero ¿qué pasa si una luz similar hace “creer” a nuestro cerebro que todavía hay luz natural? Pues que “erróneamente”, asumirá que no ha llegado la noche y con ella el momento del descanso, y nos mantendremos despiertos y despejados: el estímulo luminoso de la pantalla de nuestro móvil recreará un entorno poco apropiado para el descanso, y nuestro cerebro, engañado por la falsa luz, creerá que todavía es de día y no segregará melatonina, la hormona natural inductora del sueño, cuyo nivel en nuestro organismo aumenta o disminuye en función de la cantidad de luz. Ni que decir tiene que nuestro “reloj biológico” y los ciclos del sueño (ritmos circadianos) se verán alterados y que nosotros sufriremos lo que se conoce como “insomnio tecnológico”. Además la fase REM de sueño también se acorta, disminuyendo por tanto, la fase profunda de sueño en la que se produce un mayor descanso.

El uso del móvil antes de acostarnos nos roba horas de sueño

Siempre hay un último WhatsApp que enviar, una última noticia que leer o simplemente no te puedes perder el último capítulo de tu serie preferida. Lo que pasa es que una cosa lleva a la otra, un link a otro, un capítulo a otro y al final estás recortando un tiempo precioso y muy necesario de descanso y de reparación para tu organismo.

Dormir es básico y necesario para nuestra salud. La falta de sueño afecta muy negativamente a las funciones endocrinas y metabólicas de nuestro organismo; por el contrario, un sueño reparador optimiza el funcionamiento del cerebro y de todo nuestro cuerpo.

Si no descansamos durante la noche, nos levantamos fatigados y faltos de energía para afrontar todas las actividades del nuevo día. ¿Cómo vamos a encarar una intensa jornada de manera positiva, rendir en el trabajo, lidiar con los niños, hacer ejercicio y llegar a la noche todavía en plena forma? La respuesta está clara: disfrutando de las suficientes horas de sueño y de una buena calidad de sueño. Hemos de revisar nuestros hábitos y hacer los cambios necesarios para descansar profundamente.

Numerosos estudios científicos afirman que la exposición prolongada a la radiación de los teléfonos móviles aumenta el riesgo de sufrir enfermedades cerebrales degenerativas, tumores o cáncer.

Ya en 2002 en la Declaración de Friburgo, se advertía públicamente que las radiaciones de las ondas electromagnéticas emitidas por los móviles, dispositivos inalámbricos, antenas de telefonía, etc. están directamente relacionadas con un espectacular aumento de ciertos trastornos y patologías graves, como alteración de la presión arterial, trastornos del ritmo cardiaco, infartos en personas cada vez más jóvenes; trastornos de aprendizaje, concentración y comportamiento en niños; enfermedades cerebrales degenerativas, tumores cerebrales, cáncer… Los científicos firmantes de esta declaración ya denunciaban entonces, la aplicación de políticas excesivamente permisivas a la hora de fijar los límites de radiación seguros para proteger a la población, en aras de los avances tecnológicos imperantes. ¡Imaginad qué dirían ahora con la inminente llegada de la tecnología 5G con bandas de frecuencia muy superiores!

Ante la duda, apliquemos siempre el principio de precaución y asegurémonos de que nuestros seres queridos y sobre todo los más pequeños, permanezcan alejados de los dispositivos electrónicos durante el descanso nocturno. Sí, incluso aunque sólo se deje en la cabecera de la cama para usarlo como despertador, el móvil siempre está emitiendo ondas electromagnéticas. ¡Hay que tenerlo muy en cuenta!

Pero ¡no os alarméis!, hay muchos pequeños o grandes gestos que podemos hacer para proteger nuestra salud y la de los nuestros. Lo importante es tomar consciencia y buscar soluciones. Aquí van algunas propuestas fáciles y efectivas que todos podemos hacer:

  • Limitar el uso del móvil en las horas previas a acostarse, aprovechando para retomar viejos hobbies que nos relajen, para leer ese libro en formato papel que espera en la mesilla de noche, etc.
  • Adquirir un despertador tradicional con pilas, que sí que podremos dejar en la cabecera de nuestra cama sin ningún tipo de riesgo.
  • Dejar el móvil fuera de nuestro dormitorio, y mejor aún, apagado. Si esto no es posible, habría que disminuir el brillo de la pantalla, dejarlo lo más apartado posible de la cama (mínimo 3 mts) y en modo avión.
  • Apagar la wifi por la noche.
  • Evitar los teléfonos inalámbricos en el hogar, sobre todo en los dormitorios, emiten constantemente radiación electromagnética.
  • Aplicar el principio de precaución. En el Tratado de Maastricht se define este principio como “tomar acciones prudentes cuando hay suficiente evidencia científica de tal manera que la inacción podría conducir a daño y donde la acción puede ser justificada en base a un juicio razonable de costoefectividad”.
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